Los escribientes de Ibagué a punto de desaparecer

por Ondas de Ibagué

El más joven de los escribientes ya tiene 68 años y relata con tristeza como de 54 compañeros, ya solo quedan 4 en el callejón de la Gobernación. 

Tinterillo

A finales de la década de los 70 llegaron a la plaza de Bolívar los famosos escribientes o tinterillos, quienes, gracias a sus empíricos, pero profundos conocimientos del Derecho y gran habilidad para redactar documentos a máquina de escribir, incrementaron rápidamente su clientela.

Hoy sus clientes según Páez, lo siguen buscado para que los asesoren en tutelas, derechos de petición y acciones populares que nacieron con la Constitución del 91 y que ellos rápidamente aprendieron a interpretar como verdaderos tinterillos.

En total según Édgar Páez, uno de los pocos sobrevivientes de este oficio, 52 escribientes se ubicaron en la plaza de Bolívar, punto estratégico por la cercanía al Palacio de Justicia y Alcaldía de Ibagué, para elaborar documentos como, sucesiones, escrituras públicas, demandas, oficios para los diferentes juzgados o para las diferentes dependencias de la Alcaldía, Contraloría y Personería, oficinas del Estado que funcionaban muy cerca de sus pequeños escritorios y varias sillas para acomodar a sus clientes.

En 1994, el entonces alcalde  Rubén Darío Rodríguez Góngora, después de un proceso de los trasladó de la Plaza de Bolívar al callejón de la Gobernación, hoy solo quedan 4 de los 52 que llegaron a este sitio, muchos han muerto, otros se los llevó la pandemia del Covid 19, y los pocos que aún quedan están a la merced de los ladrones, que les han hurtado sus máquinas, códigos, sombrillas y escritorios, dos de ellos después del hurto no pudieron volver,  por considerar que no tienen las garantías de seguridad en este sitio para ejercer su oficio.

Édgar Páez, el más joven de los escribientes con 68 años y quien aún lidera una organización con personería jurídica, que por falta de socios ya no tiene ninguna validez, y que hace 35 años llegó a tener 68 afiliados, con resignación hace un llamado a las autoridades y a la Gobernación para que les deje la vigilancia del lugar y así evitar los continuos robos, que los obligaría a desaparecer no solo de este lugar, si no abandonar el oficio que han ejercido por décadas.