Armero: La lección de una tragedia que pudo evitarse según Carlos Orlando Pardo
- por Kelly Perdomo
El escritor tolimense reeditó "Los últimos días de Armero" al cumplirse 40 años, y subraya que la negligencia y la desatención a las alertas científicas condenaron a la población.

El escritor, periodista e historiador tolimense Carlos Orlando Pardo se refirió con profundo sentimiento al cumplirse cuatro décadas de la tragedia de Armero, un evento que aún conmueve a la región, especialmente a quienes perdieron familiares y amigos.
Pardo recordó que Armero significaba para los habitantes del Tolima una extensión de su "patio trasero", por lo que la noticia de su aniquilación fue un "estremecimiento muy muy grande".
El autor no solo vivió la tragedia de cerca, tratando de ayudar y llegando hasta Lérida, sino que se dedicó a recopilar testimonios y tomar apuntes. Este trabajo dio origen a "Los últimos días de Armero", el que fue el primer libro publicado en el mundo sobre el desastre, editado por la casa española Plaza de Janés y que alcanzó 17 ediciones.
Cuarenta años después, Pardo lo reedita a través de Pijao Editores, manteniendo el texto exactamente igual al original y añadiendo una reflexión postrera: "Armero 40 años después".
Pardo enfatizó que la catástrofe fue una tragedia que pudo haberse evitado. Relató que tanto el profesor Gallego como su amigo Ramón Antonio Rodríguez, el alcalde que falleció en la avalancha, fueron ignorados y tildados de "locos" por alertar sobre el peligro. La falta de sensatez de las autoridades, sumada a las "vagabunderías de orden nacional y departamental", permitieron el exterminio de una población próspera.
Al ser consultado sobre la historia que más lo impactó, Pardo señaló que es imposible elegir, pues cada una de las historias que plasmó en el libro representa una aventura, un dolor y un temor a la muerte. Recordó casos dramáticos como el de personas que, huyendo de la ceniza en Murillo, se desplazaban hacia Armero, donde paradójicamente los esperaba la muerte. Mencionó también las mil y una historias de los sobrevivientes que lograron huir, como el sacerdote Osorio y los de la granja de la Universidad del Tolima, quienes luego sufrieron el olvido y el abandono.
Finalmente, el escritor concluyó que la tragedia de Armero, junto con lo ocurrido días antes en el Palacio de Justicia, deja una lección fundamental a la sociedad y al gobierno: atender a la ciencia y a quienes saben, en lugar de creer que "están locos porque hablan de la destrucción".
