La cifra demuestra que el virus no se ha ido y que, a pesar de la relajación en algunas de las medidas de bioseguridad, debemos mantenernos en alerta y no bajar la guardia.

La pandemia del COVID-19 les ha costado la vida a 4 mil personas en el Tolima. La escalofriante cifra parece una estadística más, pero debe ser analizada a profundidad y con toda la responsabilidad por parte de las autoridades de salud. Del total de fallecidos, el 50 por ciento se ha registrado en Ibagué, que concentra el mayor número de habitantes del departamento y donde se desarrolla la vida comercial, política y administrativa del Tolima.

Al comienzo de la pandemia los expertos hablaban de 70 mil muertes en el país, en la proyección menos apocalíptica y de 150 mil, la peor de las proyecciones. Hoy el número de fallecidos en Colombia es de 139.508, mientras que en el mundo el COVID-19 ha cobrado la vida de 6’102.518 personas, más que muchas de las guerras vividas en la historia de la humanidad.

Una de las mayores preocupaciones de las autoridades de salud es que cada día que pasa la pandemia parece convertirse en parte del paisaje, dicho de otra manera, nos hemos acostumbrado a vivir con ella. Lo malo de esta situación, asegura la secretaria de salud del municipio de Ibagué, Johana Aranda, es que nos hemos relajado en temas como los protocolos de bioseguridad y la vacunación que hoy ha bajado en un 70 por ciento en todo el país.

Por esta razón, hoy se siguen implementando estrategias para atraer a las personas que aún no han recibido el esquema completo de vacunación, que ya va por la cuarta dosis para las personas que sufren cierto tipo de complejidades de salud o preexistencias. En el Tolima hoy se han aplicado 2’306-344 dosis de la vacuna con un avance del 93 por ciento, sin embargo, en materia de salud todos los esfuerzos a veces parecen insuficientes. Para la muestra 4 mil familias que hoy siguen llorando a sus seres queridos víctimas de un virus que llego de oriente para cambiar la vida de todo el planeta.