Algo más de dos horas permaneció extraviada Danna Nicol Varón Morales, de 14 años de edad, luego que saliera de su casa ubicada en el barrio Pícaleñita, según su progenitora, a sacar unas fotocopias, sin que se volviera a saber de su paradero, apareciendo con golpes y aruñetazos en las manos, el cuello y algunas partes del cuerpo, situación que provocó un ambiente de tensión en esa parte de la capital tolimense.

La alerta fue general y no sólo en Picaleña, sino en toda la capital del Tolima, se pensó lo peor, y todo, por la situación que se había vivido muy cerca de ese sector con la estudiante de grado 11 del colegio Ciudad Luz, Rosmary Castellón, quien fue brutalmente asesinada y los ibaguereños no querían vivir nuevamente un caso igual.

Pasadas dos horas la joven Danna Nicol regresó a su casa y en su cuerpo se pudieron observar las señas de un ataque. La jovencita aseguró a su progenitora, María del Pilar, que por poco es víctima de un abuso sexual, relatando igualmente a los uniformados, una historia que apenas tuvo tiempo de inventar, quedándose callada cuando se le hacían algunas preguntas relacionadas con el tema, fue lo que Ondas de Ibagué pudo conocer.

Pero como nada es perfecto, todo se supo. El novio de Danna Nocol había colgado en su estado del whatssap varias fotos con la jovencita, una de ellas besándose, otra posando con ella frente a un espejo, y esto sirvió de prueba reina para desvirtuar la novela que había inventado la menor de edad, quien al verse descubierta quiso culpar de todo a su progenitora, a quien tildó de agresiva con ella y denunció ante los uniformados de Infancia y Adolescencia por maltrato.

Confesó entonces la adolescente que ella misma fue quien se hizo los aruñetazos y los golpes en varias partes del cuerpo, con el fin de hacer más creíble la historia de posible abuso sexual en su contra. También aceptó haber estado en casa de su novio durante toda la tarde.

Finalmente, María del Pilar Morales, madre de la jovencita, relató a Ondas de Ibagué que se dirigirá hoy mismo ante una Comisaría de Familia, para entregar a su hija en custodia del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, para que le traten su problema y para que, de alguna manera, pague por las mentiras y por lo que le hizo a su progenitora.

Por: Juan Manuel Escobar, periodista judicial.